En dos de mis libros y en mi vídeo «siglo XXI», manifiesto mi decepción ante este siglo; pues, como analista informático desde 1970, sabía las maravillas que la informática, las telecomunicaciones y el ingenio humano iban a conseguir para mejorar la vida y el conocimiento de hombres y mujeres.
Tal cual, ya tenemos unos maravillosos ordenadores/computadores personales que hacen de todo, unos celulares/móviles que hacen incluso más que ese todo y ya empieza a dar sus primeros pasos una Inteligencia Artificial que ese todo lo va a dejar en nada comparado con lo que la IA va a poder hacer.
¡Qué herramientas tan extraordinariamente maravillosas, geniales y enriquecedoras para crecer a cotas inimaginables…! Si no fuera porque se han puesto en manos de un simio, todavía troglodita y cavernícola llamado humano; el cual, además, es tan estúpido, que se atreve a llamarse «homo sapiens sapiens».
No puedo evitar imaginarme, hace muchísimos años, que alguien viniese a un carpintero y le enseñara una herramienta que llamó martillo «Mira, con esta herramienta vas a mejorar mucho tu trabajo» El carpintero miró aquello, y de un certero golpe, le partió el cráneo con el martillo a quien se lo trajo… Eso mismo están haciendo muchos con estas grandes herramientas de hoy, partirnos el cráneo (nuestra mente) con sus estupideces, sus mentiras, sus bulos y su pretensión de querer aparecer ante los demás más guapo/a, más inteligentes y más conocedores de aquello que los demás, según ellos/as, no conocemos.
Así que tenemos, por un lado, a los que usan estas herramientas para meternos miedo con un futuro tenebroso tras otro y tenemos los que no hacen más que negar todo lo que la mayoría afirma, porque ellos son más listos que nadie; como, por ejemplo, el cambio climático.
Estas son las increíblemente fabulosas cataratas del Iguazú:
Perdón, eran…; ahora son así:
¿Qué ha pasado? Tanto el exceso de hace unos meses como el desnudo acuático de hoy es muestra de que algo se ha descolocado; pero, lo negamos y a dormir.
Tanto el afirmar porque sí como el negar porque sí, es de subnormales; pues no es lógico tener miles de millones de neuronas en nuestro cerebro para hacer y decir sandeces.
Claro que una cosa es tener muchas neuronas y otra es haber desarrollado el suficiente número de conexiones neuronales que se necesita para tener ideas y conducta digna de un supuesto ser inteligente y, al parecer, esas conexiones (más cantidad, menos cantidad) se consiguen según el entorno familiar, social, religioso e ideológico en el que nos desarrollamos, primero como niños, luego con el que elegimos nosotros mismos.
Hay un libro bastante importante que dice que Dios nos hizo a su imagen y semejanza… creo que no hay mayor insulto a Dios que afirmar y creer semejante cosa; de hecho, creo que es una tremenda blasfemia.